Por: Elías Fuentes
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La literatura tiene una amplia gama de géneros, para todos los gustos, con diferentes tipos de obras, con estructuras, perspectivas, motivaciones variadas, que están dirigidas a una gran diversidad de públicos lectores con intereses particulares. La crónica es una obra literaria muy especial, lo que tiene de llamativa es que, lindando con el periodismo, resulta ser una manera de relatar situaciones reales, hechos históricos, narrados cronológicamente, utilizados herramientas literarias para embellecer la narración sin llegar a ser fantástica ni imaginaria, sino fundamentada en investigación, vivencias e historia documental e incluso oral. En este trabajo se expone un análisis de lo que es la crónica, basada en dos obras del periodista peruano-venezolano Doménico Chiappe, “La mujer de las heridas abiertas” y “Músico”. En este trabajo se menciona las características de la crónica presentes en estas obras, el toque personal que le imprime Chiappe a sus escritos y la comparación entre estas, que les dan individualidad y originalidad a cada una, convirtiéndolas en auténticas representaciones de la realidad venezolana imprimidas en un libro al que llamó “Cédula de Identidad”. Una pluma, que con el plasmado de la verdad, junto a un balance entre fineza estilística y la naturalidad, puede despertar al lector y sensibilizarlo con las problemáticas de la sociedad venezolana.
La Crónica
Es importante conocer más sobre la crónica como parte de género narrativo. La palabra “crónica”, tiene como origen etimológico ser proveniente del griego “Kronica biblios”, donde el término “Kronica” que se refiere a cronológico y “biblios” a libros, juntos estos términos significaban libros que siguen el orden del tiempo. En la actualidad en el idioma español se le llama crónica a los relatos que tienen un basamento real y siguen una cronología en el tiempo, tal cual como ocurrieron los hechos. La crónica tiene como principales características además de las ya mencionadas, también en esta, el autor otorga un estilo personal y juicio valorativo sobre los hechos acontecidos, se utiliza mucho la descripción para ambientar al lector y representar los hechos con la mayor exactitud en la que ocurrieron, generalmente cuenta acontecimientos de interés colectivo, pero esto no es una constante, otras veces es más personal, además se hace énfasis en el cómo sucedieron las cosas y se usa un lenguaje sencillo y claro, que no se necesite ser descifrado, dando la claridad al lector en todo momento para que este pueda imaginar el contexto y la situación tal cual sucedió.
Doménico Chiappe.
Para poder analizar la crónica, tomando dos ejemplares de este género del autor Doménico Chiappe, debemos saber primeramente de este autor. El escritor Doménico Chiappe es un periodista y comunicador social que nació en 1970 en la ciudad de Lima, Perú, por ser de padres de origen peruano. A causa de la emigración de su familia hacia Venezuela en 1974, él crece en Caracas y de allí obtiene su nacionalidad venezolana, y se hace con un apego a esta ciudad como si nacido fuera en esta, ya que pasó gran parte de su vida allí y la pudo conocer muy bien en sus dos caras, la positiva y la negativa. Trabajó en el periódico El Nacional desde 1996, también fue periodista del TalCual, del que fue parte del equipo de su fundación en el 2000. En el 2002 emigra a España, y allí se dedica a estudiar el lenguaje literario en varias formas como la novela, la crónica, el ensayo, el cuento y la narrativa multimedia. En 2003 escribe el libro de cuentos “Párrafos sueltos”, en el 2010 escribe un ensayo llamado “Tan real como la ficción”, en el 2013 escribe una narrativa multimedia en Beta, titulada “Basta con abrir las puertas de un hotel”, hasta que en el 2014 realiza una obra magistral de la crónica venezolana, llamada “Cédula de Identidad”, donde recopila crónicas de sus vivencias e historias recogidas en su vida en Venezuela, principalmente Caracas, la ciudad que lo vio crecer. En esta obra plasma el contraste de la Gran Caracas, sus buenas y malas experiencias, y con sus crónicas realiza mayormente una crítica a las realidades que allí pudo observar narrada de una manera nostálgica y no ocultando su sentidos recuerdos de esos años que el pasó en Venezuela.
Análisis de la crónica en la pluma de Doménico Chiappe.
El escritor y periodista Chiappe, como todo autor tiene características muy propias en su estilo de escritura y eso se puede notar en las dos primeras crónicas de su obra “Cédula de Identidad” (2014), tituladas “La mujer de las heridas abiertas” y “Músico”, Chiappe no le gusta ser muy explícito en los títulos de sus crónicas, si nos fijamos en que en el primer título, utiliza una metáfora que incluye una humanización, refiriéndose a “La mujer de las heridas abiertas” con Caracas, una ciudad con problemáticas sociales aun sin resolver, y por otro lado, una crónica referida a la banda Sentimiento Muerto y sus integrantes, solo la titula sencillamente “Músico”. Sobre esto, se puede hacer hipótesis que lo hace para que nos quedemos con la incertidumbre de lo que nos contará cada crónica cuando comencemos a leerlas y de esta manera tocando nuestra curiosidad nos invita a degustar sus escritos.
La crónica, basándose en la escritura de Chiappe, podemos ver que nos puede presentar una problemática de una ciudad y llevar a sensibilizarnos con esta a través del uso de la humanización, la metáfora y comparación, que muy bien sabe plasmar este escritor, a continuación veamos uno de los pasajes de la obra en el que utilizó muy bien esta herramienta literaria, siendo parte de las ideas que introducen la crónica “La mujer de las heridas abiertas” y nos atrapa en la lectura que desde un comienzo empieza con su labor de tocarnos el corazón para con esta ciudad con distintos problemas visibles, como la contaminación, desigualdad e inseguridad. En este caso comienza con la contaminación utilizado estas palabras:
“La mezcla de carburante y aceite quemado de su enorme y viejo parque automotor es la colonia con que se perfuma una ciudad hermosa y maltratada. Como a una mujer a que le pegan todos los días, la belleza está oculta bajo una capa de deformidad, mugre y vergüenza.” (p.10)
Una dura crítica podemos inferir en las palabras que utiliza Chiappe para el comienzo de su obra, de esta manera indicándonos cual será el rumbo que él le dará a su crónica. Comienza con hacernos graficarnos mentalmente la condición con la que se ha encontrado Caracas desde que él vivía allí hasta la actualidad, habla de una mujer hermosa pero maltratada. En otro pasaje haciendo referencia al cerro el Ávila, escribe “Este cerro de 2900 metros de altitud, es el rostro amoratado de esa mujer sometida”. (p.10). La desigualdad de la sociedad caraqueña, la cual llama dicotomía, como representación de la sociedad venezolana misma, es otro tema importante que recalca en su crónica. Nos habla de la diferencia de clases sociales y condiciones de vida que se pueden notar a leguas, haciendo referencia a esta desigualdad, describiendo una fotografía que él tenía de la vista desde su apartamento en Caracas, de la siguiente forma:
“Era como una fotografía de esa mujer en su juventud feliz. Sin embargo de cerca, podía notar sus heridas, algunas cicatrizadas, otras recientes. A la izquierda, las quintas con sus techos de teja roja y jardín, en un cuadriculado y ordenado espacio, mientras a mi derecha, se encontraba la profundidad del barrio Santa Cruz, con fama de ser uno de los más peligrosos de Caracas. Un paisaje dicotómico, como el propio país. Ambos lados estaban separados por un muro.” (p.12)
El autor sabe plantear los problemas que aquejan a la ciudad de una manera metafórica con simbolismo y bajo una mirada reflexiva y certera. El hace énfasis en una desigualdad que el pudo captar con sus sentidos a los que hace siempre alusión, como la vista o la audición, y los menciona con pensamientos como “La vista puede ser fácilmente engañada…” “…pero el oído es un sentido que se deja invadir.”(p.12). Como podemos distinguir en el pasaje a continuación presentado, en el que nos recuerda un tema para todos conocido, la gran inseguridad e injusticia de la ciudad de Caracas, que según los estadistas de la criminalística, siempre la colocan entre las más inseguras del mundo. El habla sobre su experiencia en cuanto a esto con estas palabras:
“Adentrada la noche, sobre las voces se imponía el grito. La pelea. El dolor Tengo grabados los lamentos que acallaban el bullicio. Pocas sirenas de la autoridad. Desde allí, suelen ser los vecinos, como pueden, los que trasladan a los heridos hasta el hospital. Aprendí a distinguir le sonido seco del disparo del eco de la pirotecnia. Cada fin de semana la tragedia se colaba en mi habitación”. (p.12)
Es el poder crecer con eso tan cerca de él lo que le hace vivir la realidad de esa ciudad como mera expresión de la desigualdad venezolana, pero corre con la suerte de estar del lado en el que se vive más “decentemente”, a la izquierda del muro divisorio que el menciona, esta dicotomía la vive en su vida diaria, porque por un lado el observa y escucha muy cerca de él, esos problemas de decadencia, y por otro, se encontraba en una zona residencial llamada Lomas del Club Hípico en el que vive una juventud con un nivel de vida con costumbres típicas de la clase media caraqueña. Como no todo era negativo ni lo es en la ciudad de Caracas, en contraste con estos recuerdos también se están los que vivió en su vida universitaria, gratos momentos llenos de música muy bohemia en sus visitas a los conciertos que el plasma en su segunda crónica, “Músico”, como una verdadera dicotomía representada en su vida diaria, la luz y la oscuridad, lo bueno y lo malo de la ciudad, sin duda el también vivió lo bueno de la vida en Caracas dentro de su contexto y en “Músico” se puede percibir dentro de la narrativa de esas experiencias escuchando tocar una de sus bandas preferidas de joven rebelde, Sentimiento Muerto, a la cual le dedica esta crónica. Entre las líneas de esta crónica él describe momentos que vivió presenciando a la banda y también habla de lo que sabe e investigó sobre esta. En el siguiente pasaje se puede observar la descripción de una anécdota muy especial para él, por ser la primera vez que escuchaba en vivo a la banda. “…Entonces la banda comenzó una de las más punk de sus canciones. Detrás de los músicos el logo de la banda, un corazón dentro de un círculo de prohibido, que también estaba dibujando en algunas paredes de la capital…” (p.13)
La crónica en Chiape, nos hace reflexionar en cuanto a que la crónica vivencial que claramente prefiere escribir, antes que otras, están cargadas de sentimientos, nostalgia, sentido de pertenencia, de preocupación y percepción crítica, aunque también de una investigación objetiva, y basada en la verdad de los hechos. Como “Músico” es una crónica, el también debió investigar para realizarla, y eso también se observa en algunos partes como:
“La batería de Sebastián Araujo estaba en un rincón y los amplificadores, uno para el de Héctor Castillo y otro para la guitarra de Cayayo, sobre atriles que los elevaban del desorden. El estudio seguía inconcluso a mediados de los noventa, cuando Dermis Tatú creó una discográfica propia, Tas Sonao Records, para editar su disco La violó, la mató y la picó, una frase tomada del titular de un periódico de crónica roja.” (p.15)
Algunos datos como los que se observan en este párrafo como muchos otros son claros elementos de su investigación, más que de una vivencia directa, mientras otros tantos son el resultado de su conocimiento propio. Como los momentos importantes que le impactaron con relación a Sentimiento Muerto, esos momentos que lo llenan de nostalgia, como aquella vez que cantaron a la intemperie, solo cubiertos de la lluvia por un toldo, o la vez que lo hicieron en presencia en una de sus amigas, Patricia, o la que cantaron en el Poliedro de Caracas con trece mil personas escuchándolos, hasta la última vez, la que cantaron en aquel reencuentro , tras la muerte de Cayayo, un homenaje que también fue acompañado con Los Amigos Invisibles.
En la crónica vivencial, además de la investigación periodística -la que Chiappe sabe hacer muy bien por ser periodista de profesión- también se distingue, la nostalgia que puede ocasionar en muchas ocasiones cuando se escribe, si se trata de buenos recuerdos de una época extrañable, eso se observa en la pluma de Doménico Chiappe, la nostalgia dentro de su escritura, principalmente puede estar marcada por el hecho de que tuvo que marcharse del país donde vivió su juventud. El sentimiento de nostalgia lo menciona en este pasaje de su crónica cuando habló por última vez con el miembro de la banda que falleció, en una fiesta que terminó para él de una forma muy particular por sus “tomaderas” de adolescente: “Nos echaron de la fiesta, y con la prisa, me despedí con la mano, de lejos. Aunque la nostalgia se haga infinita, no se vuelve a cumplir catorce años”. (p.17)
La crónica de Chiape, contrasta las dos caras de Caracas, de Venezuela.